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El Ojo del Maniquí

Volver a la realidad

Dice una canción de Luis Eduardo Aute que los sueños aunque sean placenteros y buenos no dejan de ser sueños...y es que después de unos días en que mandé al mundo al diablo, de que desconecté mi cerebro de todos mis problemas, de que me olvidé que pertenezco a las cifras del desempleo nacional, de que no supe de las "últimas" de Fox, de los últimos bombazos en el medio oriente, de los niños que minuto a minuto mueren en el Africa, en Irak, en Chiapas, en la Selva Lacandona, en las fabelas del Brasil, en cualquier ciudad perdida de cualquier país de cualquier continente de esta pelotita llamada tierra. Después de apaciguar por unos días a mis diablos internos con los que peleaba ya constantemente y los cuales a veces me vencían, después de todo eso...
Después de estar en un lugar tranquilo, de disfrutar de unos días de playa, de calor veraniego, de conocer gente especial, como tu por ejemplo...(sabes que me refiero a ti...), de comer como "cochinito", de días de cerveza, de risas, de mar, en fin....de días de tranquilidad he abierto los ojos y me da la impresión de haber despertado de un placentero sueño del que no hubiera querido despertar. Los sueños finalmente no dejan de ser sueños y como estrellas fugaces se esfuman de la mente en un cerrar de ojos. Lo que viví en esta semana no fue un sueño, fue real, el recuerdo no se vá ni se irá de aqui...quizás sea el comienzo de algo, quizás fue algo pasajero, no lo sé, pero las paginas en blanco comenzarán a escribirse y a lo ya escrito y a veces olvidado hay que darle vuelta a la página.

PD. Gracias por estos días...por conocerte.

Axxur

1 comentario

Marenia -

Es cierto, la vida pasa y hay que ir a lo que sigue.
Sin embargo no hay que olvidar que los sueños dejan de serlo cuando tú decides llevarlos a cabo y aventarte con todo y sus posibles fracasos (es el libre albeldrío...)
Yo agradezco el aprendizaje al que me han sometido las circunstancias y mis decisiones, y agradezco también los tropiezos, las desventuras y desde luego las buenas experiencias (como la nuestra), porque si no hubieran pasado de tal modo, probablemente ignoraríamos la existencia uno del otro.

PD.- Volvería a vivir cada capítulo de mi vida tal como sucedió, tal vez con menos culpa.